domingo, 16 de febrero de 2025

El Cardenal Cobo de Madrid insiste en la importancia del descubrimiento del Bautismo en el Congreso vocacional

El Cardenal y Arzobispo de Madrid Mons. Cobo participó el pasado 7 de febrero en el Congreso vocacional organizado por la Conferencia Episcopal Española con la misión de fomentar una auténtica y eficaz pastoral vocacional dentro de la Iglesia española, con el fin de ayudar a las diócesis a promover la llamada y el discernimiento en la vocación.

En un discurso inaugural realizado junto con otros ponentes, el Cardenal insistió en la necesidad urgente de redescubrir el propio bautismo como primera vocación a la que Dios nos ha llamado, pues sin la conciencia de la dimensión bautismal 'el cristiano tiende a experimentar un divorcio entre fe y vida'. Una 'grieta', ha dicho, que 'limita nuestra capacidad de vivir plenamente la fe en todos los aspectos de la vida'.

Es el propio bautismo el que nos empuja además a la misión, por lo que si los cristianos no tomamos en consideración la fuente de esta primera llamada, que es a ser discípulos de Cristo, difícilmente seremos impulsados a la siguiente vocación, que es la de ser testigos en el mundo actual del amor de Dios. 



El discurso del Cardenal Cobo de Madrid en el Congreso vocacional recoge las grandes intuiciones que a finales de los años 60, y tras la finalización del Concilio Vaticano II, tuvieron los iniciadores del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello y Carmen Hernández, que impulsados por el Espíritu Santo que los llevó a las parroquias de Madrid tras una experiencia entre los más pobres de las periferias de la capital, vieron la necesidad de abrir un itinerario de fe, basado en el redescubrimiento del propio bautismo, con el objetivo de llevar a la gente a una fe adulta.

Dentro de las catequesis que daban en las parroquias, Kiko y Carmen comenzaron precisamente a hablar del divorcio existente entre fe y vida, algo realmente revolucionario cuando en aquellos años la práctica religiosa en España era mayoritaria, y casi el cien por cien de los niños nacidos eran bautizados. Promover una iniciación cristiana en estas condiciones podía parecer absurdo, pero en esas mismas catequesis sorprendentemente advertían lo que, más de 50 años después, el mismo Cardenal Cobo de Madrid expresaba en este Congreso: 'Este divorcio entre religión y vida es muy grave'. 

El Cardenal Cobo decía que este divorcio se ha visto intensificado estos años, y ha sido una de las causas fundamentales en la posterior crisis de fe que invade nuestra sociedad actual: 'Nuestra cultura además presenta otra grieta considerable y que la destacamos en la reunión de estos días... el grave error del divorcio entre la fe y la vida diaria. Si, es un fenómeno que se ha intensificado en nuestros días. Este divorcio puede llevar a que los cristianos no reconozcamos la vocación bautismal, y que nos veamos desarrollados en otros ámbitos, pero no en el fundamental de nuestra vida,... Esta grieta limita nuestra capacidad de vivir plenamente la fe en todos los aspectos de la vida'.

Los iniciadores del Camino se preguntaban además sobre las causas de este divorcio en los textos de aquellas catequesis: '¿Por qué existe este divorcio entre religión y vida?', y respondían ellos mismos en aquellos años posteriores al Concilio:  Porque estamos en una situación en la que no hemos sido suficientemente catequizados, cristianizados. No ha existido verdaderamente una iniciación en la fe'.

Esta afirmación era la base sobre la cual se sustentaba todo el Neocatecumenado que estaban gestando en algunas parroquias ya en aquellos primeros años: una iniciación cristiana desarrollada  según una praxis teológico-catequética inspirada en el el catecumenado de la Iglesia primitiva.

Llama la atención que, varias décadas después, el mismo Catecismo de la Iglesia Católica aprobado por San Juan Pablo II reconociera la necesidad imperiosa de realizar un catecumenado postbautismal para los que habían recibido el bautismo de niños, para precisamente desarrollar la gracia bautismal, tan necesaria, para llegar a la fe adulta: 'Por su naturaleza misma, el Bautismo de niños exige un catecumenado postbautismal. No se trata sólo de la necesidad de una instrucción posterior al Bautismo, sino del desarrollo necesario de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona. Es el momento propio de la catequesis' (Catecismo Iglesia Católica nº 1231).

El Cardenal Cobo enfatizaba también en este mismo hecho, la importancia de la profundización en la vocación bautismal: 'La vocación general a la existencia se profundiza cuando descubrimos nuestro bautismo y luego se despliega en otras forma en el interior de la comunidad de fe que es la Iglesia'. 

Es este bautismo el que además nos impulsa a la misión, como el mismo Camino Neocatecumenal ha experimentado en sus frutos a lo largo de tantos años, adquiriendo un claro cariz misionero con la aparición de Seminarios que forman sacerdotes para la misión o las familias que lo dejan todo para ir a los lugares más inhóspitos a anunciar el Evangelio. Así también lo recordaba el Cardenal: 'Por nuestro bautismo todos somos discípulos de Cristo en misión. Esta es la primera vocación (...) Tengamos nuestros cimientos en el agua del bautismo, y desde el agua miremos juntos al cielo'.

Por último el Cardenal recordaba un aspecto fundamental que aparece en este Camino Neocatecumenal, que es la importancia de la fe vivida en comunidad, como útero en el que nace y se forma toda vocación: 'Ayudar a escuchar la vocación debe por tanto enfatizar la importancia de la comunidad'.


Enlace de la Inauguración, discursos, oración y ponencia inicial:


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